¡Hola!


Bienvenidos/as (lenguaje inclusivo, estoy a la última :) pero, ¿debería el femenino ir delante?, las damas primero, ¿no?) a Erizando

Lenguaje inclusivo

   Como lector/ra crítico/a habrás notado que hago uso y abuso del lenguaje inclusivo. También habrás comprobado que, en muchas ocasiones se torna en objeto de mofa. Bien, el lenguaje inclusivo, aparte de ser una tendencia en alza, a día de hoy es algo que se impone en la educación superior. Y, en según qué casos es un absurdo, en opinión de este/esta (en la foto no se aprecia) humilde erizo/za bloggero/ra.

   Antes de seguir quisiera remarcar "en según qué casos". Por supuesto, considero que utilizar la palabra persona en lugar de hombre es mucho más correcto en el caso de que se desconozca el sexo; y, por ende, el uso de personas en lugar de hombres, en referencia a colectivos mixtos, también. Pero de ahí a tener que desdoblar cada sustantivo en femenino y masculino, incorrecto según la RAE (una panda de machistas y misóginos/nas anticuados/das, según algunos/nas pero quienes imponen las normas del español, al fin y al cabo), hay un trecho.

 Y es que, este desdoblamiento, amén de ralentizar el lenguaje y, por lo tanto, dificultar la comunicación (función principal del lenguaje, hasta donde yo sé), provoca hartazgo entre quienes lo reciben (leen/escuchan).

   El argumento principal en la defensa del lenguaje inclusivo se basa en la no-neutralidad del uso del masculino; así, la frase Que todos los alumnos abandonen el aula haría referencia a los alumnos masculinos únicamente. ¿Qué decir?  Personalmente cuando oigo los alumnos pienso en monigotes asexuados con libros, no en chicos con libros (hablando de monigotes, en algún pueblo del Galicia pusieron falda a los monigotes de los semáforos, y yo toda la vida pensando que significaban persona).

Semáforo no sexista, al parecer
Los alumnos, según mi punto de vista
















    Imagino que a ti, estimado/da lector/ra te dará exactamente igual lo que yo piense cuando oigo alumno o veo un monigote, así que, vamos con la RAE, y cito: 

"En los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: El hombre es el único animal racional; El gato es un buen animal de compañía. Consecuentemente, los nombres apelativos masculinos, cuando se emplean en plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y otro sexo: Los hombres prehistóricos se vestían con pieles de animales; En mi barrio hay muchos gatos (de la referencia no quedan excluidas ni las mujeres prehistóricas ni las gatas). Así, con la expresión los alumnos podemos referirnos a un colectivo formado exclusivamente por alumnos varones, pero también a un colectivo mixto, formado por chicos y chicas".

   Sí, ya sé que hay una contradicción con lo que he dicho anteriormente respecto al uso de hombre. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la RAE lo considera correcto, no perfecto. Quien escribe utilizaría preferentemente ser humano (correcto también y más acorde a los tiempos actuales, sin ralentizar ni complicar innecesariamente el mensaje). 

   En cuanto al empeño por feminizar profesiones/adjetivos... ¿Presidenta? ¿Es necesario? Hasta donde yo sabía las terminaciones en -ente eran neutrales. Una familia es dependiente, no dependienta; Dolores Ibarruri era una disidente, no una disidenta;  la prensa es independiente (ejem), no independienta... Aparte de ser de lo más cacofónico, ¿pilota?¿Modela?¿Testiga? .

    Llegados aquí te preguntarás, ¿entonces por qué @#~€¬$·%· lo utiliza? A veces para mofarme de él, otras para que veas que resulta pesado de veras, otras por solidarizarme con el colectivo feminista... Pero, ante todo y sobre todo, porque soy la contradicción personificada (¿ericificada?).


   Para terminar, me gustaría añadir que comprendo las razones de los defensores (y las defensoras) del lenguaje inclusivo y las considero legítimas. Un idioma mayoritariamente masculino como el español resulta un constante recordatorio del lugar que han ocupado las mujeres en la sociedad, así como la inexistencia de palabras que designen a una mujer en una profesión o cargo concretos es un reflejo de esta realidad. 


   Pero. Es una realidad obsoleta, ha quedado atrás; no niego que aún haya mucho espacio por conquistar por las mujeres (que lo hay). Sin embargo, francamente la lucha por el lenguaje inclusivo (en los términos actuales) resulta poco edificante. ¿Por qué el hecho de que no exista la palabra presidenta no se considera como un triunfo, un reflejo de lo que se ha logrado hasta ahora y lo que se puede lograr? ¿No sería más positivo que enquistarse en la postura de inventar términos de escasa acogida? En opinión de este/ta erizo/za, llegará un punto en el que los hispanohablantes desarrollen los términos para designar las nuevas realidades de manera natural (de la misma manera que se ha desarrollado un lenguaje propio para internet).

   

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